Salomón Schlosser | Acto Conmemorativo en Ciudad Juárez, México

Sobreviviente del Holocausto

Primero voy decir buenas tardes a todos, y gracias que vinieron tanta gente a escucharme. No es fácil una persona de 91 años que habla, número uno; segundo, mi lengua era yiddish, lengua de mamá; después aprendí polaco, ya llegaron los alemanes, un día polaco, un día alemán, necesitaba aprender alemán, ya de aprender alemán fui a Estados Unidos, necesitaba aprender inglés, gracias a Dios aprendí; pero de Estados Unidos me fui a México, sin escuela, sin nada aprendí un poco español.

Yo sufrí mucho, pero ustedes no van a sufrir mucho, únicamente tienen 20 minutos para atenderme.

Quiero empezar por el agradecimiento a todos por su presencia el día de hoy, en especial al doctor William Soto Santiago y toda su comitiva, agradezco a mi segunda esposa (Maña) que me mantiene vivo hasta 91 años, y mis hijos y nietos, Raquel y Daniela. Gracias por todo el esfuerzo que hicieron para estar aquí en esta conferencia.

Hoy es Año Nuevo del pueblo judío; y aquí a Raquel y a Daniela deseo feliz Año Nuevo, Sami y Eva, mi hijo mi nuera y mis nietos, Moisés, Haia, Betty, Aaron y su familia, les deseo con toda mi alma feliz Año Nuevo.

Ahora quiero decir palabra en hebreo, Shalom, paz.

Hoy voy a hablar de mi vida, de mi familia, de todo lo que pasó los últimos 83 años, que son los que me recuerdo.

Un día como hoy, 1939, celebramos Rosh Hashaná Nuevo con mi familia, siendo el templo 8 de la mañana a 3 de la tarde y después cenamos; era un lujo tener comida de cuatro tiempos, y solo tenemos la fiesta de pollo dos o tres veces al año con las fiestas; mi próxima cena era 17 años después era cada año. Era muy joven y empezaba a vivir, tenía 15 años, y viví cosas que nadie, nadie a esa edad debería, y mucho menos un joven de 15 años.

Todos cargamos la estrella amarilla al frente y atrás; y así agarraron mis hermanos y antes de elegir la calle para llevarle trabajo y comprar, lo mismo que paso con muchas personas. Como los judíos no estaban protegidos por la ley, podían hacer todo lo que querían con ellos, después hicieron unos guetos, cuando yo estaba dentro del gueto, la colonia cerrada que hicieron los nazis para los judíos; yo estaba más tranquilo, la policía y administración, y la escuela, el teatro, todo era judío. Estaba todo un año antes que se empezaran a dividir, metieron los locos en el edificio, enfermos y otros ancianos. El edificio donde estaban los locos los quemaron vivos con toda la gente adentro; a los enfermos, ancianos metieron en un camión asfixiados con un tubo de escape y pusieron dentro del camión, yo vi cuando metieron eso.

Empezaron dentro del gueto a dar cupones de comida, 600 calorías por día. Yo tenía 17 años, anunciaron que yo podía trabajar fuera del gueto, con ese trabajo y me dan cupones y poco dinero para mi mamá y mis hermanas; mis hermanos ya escaparon y pagaron el ejército ruso. Mi papá ya estaba muerto de hambre, el jefe de gueto tenía problemas con los alemanes, entraron al panteón judío, en el panteón estuvieron mi mamá, mi hermana, *** y Hanna y nadie vio. Dentro del gueto vi todos los días llevaron esqueletos para enterrar, así como gente moría de hambre.

¿Me escuchan bien o regular?

Me apunte para salir del gueto a trabajar en la ciudad de Posen, el trabajo era limpio porque los baños públicos, el trato era muy bueno, los guardias eran alemanes y nacieron en Polonia; y si vieron que alguien regaló un pedazo de pan *** regresando al campo de trabajo y *** no siempre denunciaron, las gentes dejaron sándwich encima de basura o bancas.

Cuando llegamos estábamos aproximados 1.000 jóvenes de 17 a 21 años, al principio comieron 1.200 calorías y fueron cortadas a 600. Yo no sabía trabajar dijeron, cambio de trabajo y carreteras, construían vías del tren. Las gentes empezaron a morir, y los que estaban muy débil los regresaron al gueto, nos metieron en un lugar dentro del gueto, me dijeron que se llevaron a mi hermana y mi mamá, que no sabían dónde está.

El jefe del gueto le dieron unas 3.000 personas al mes para deportar, yo había regresado de Posen, nos tuvieron a 3.000 personas y escogieron primero 2.000 tuvieron a Auschwitz, 20% entraron al campo y 80% del gueto a la cámara de gas; solo entraban a Auschwitz la misma cantidad. Siempre había 10.000 personas en el campo hasta que hicieron selección.

Habían diferencias de trabajo, divididos, yo trabajé primero en un jardín durante primavera y verano y otoño, estos alemanes buscaron a alguien que hablara alemán, junto con otros muchachos dijeron que hablo alemán y nos dieron trabajo entre salones de descanso, los guardias *** nuestro trabajo era limpio, limpiar los zapatos y platos, hay veces comieron lo que sobraba de los guardias, así sobrevivimos.

Me quitaron ese trabajo para poner a gente más grande y me pusieron a trabajar como ayudante de carpintero para construir un nuevo campo donde iban a poner las mujeres, tuve varios trabajos después.

Cerca del final de la Guerra, 1945, llevaron a otro campo llamado Mauthausen, era ya Austria, allá estuve un mes sin hacer nada; después llevaron a otro campo, allá trabajamos dos túneles, era lugar para tanques. En menos de dos meses llevaron a otro campo Ebensee, a hacer los túneles, muy pocos judíos, la mayoría eran italianos, españoles, griegos, yugoslavos, polacos, alemanes, checos y muchos de ellos eran jueces, *** en Ebensee** nos liberó el ejército americano.

Había comida nada durante años, murió mucha gente, llegó la Cruz Roja de Dringenberg, Alemania, le dieron a comer a la gente como los pollos. Yo estuve enfermo, tenía calentura, 41, 42, Tifus, llevaron a un hospital austriaco, allá me curo una enfermera judía, húngara, día y de noche. Estuve un año en la casa de reposo, y cuando estuve bien me llevaron a un campo de refugiados, allá estuve 3 años, se llama Ebensee, allá pude conseguir la visa de Estados Unidos.

En primavera llegué a Nueva York, a los 25 años; lo más difícil de Nueva York, la soledad, si ** otro idioma no fue tanto problema cuando llegué porque fui y entré a la escuela, después me mandaron a Florida, repartieron todos los refugiados, que o estuvieron en el mismo lugar. En Miami aprendí inglés **.

Hoy en día vivo en San Diego, California con mi esposa Maña, tengo 2 hijos y 4 nietos.

Después de todo lo que pasé, me toca preguntar varias veces, cómo sobreviví, siempre contesto de la misma manera: “Cada día quería vivir más”, así viví hasta hoy en día.

Gracias.