Invocación en Agradecimiento del Pueblo Guatajiagua | 3er Encuentro Internacional de los Hijos de la madre Tierra, Izalco El Salvador

Invocación en Agradecimiento del Pueblo Guatajiagua | 3er Encuentro Internacional de los Hijos de la madre Tierra, Izalco El Salvador

Hermano de Guatajiagua

Muy buenos días a todos y a todas, hermanos de diferentes países que están presentes en este gran evento sobre la Madre Tierra.

Queremos decirle a los hermanos de Nahuatlitil* que nos ubiquemos al lado poniente, donde está la Madre Tierra. Haciendo un círculo por favor.

Si hay niños, niños que andan… Los hermanos de aquí de occidente, ubiquemos los niños en esta zona a donde se ubican también los niños de oriente, que estamos acá. Ahorita hermanos Lencas de Honduras, ¿andan? Aquí no más.

Bueno, sabemos que este día vamos a hacer esta invocación hacia la Madre Tierra, esperemos que todos nos concentremos, esperemos que es un día tan significado para nosotros, sabemos que esto que estamos viendo (esta banderita) es el gran espíritu, y eso tenemos que tenerlo en mente y en el corazón.

Sabemos que este césped (que hablamos técnicamente), que es el sacatio* [Lenguaje ancestral], esta es la Madre Tierra, esto es lo que queremos, esto; y hoy le vamos a dar gracias a este pedacito de Madre Tierra que tenemos en El Salvador, y para eso pues queremos ubicarnos.

Algotra nanaca* [Lenguaje ancestral].

Bueno, vamos a dar por inicio esta invocación. Siempre con - no por mandato sino que por una educación hacia nuestra Madre Tierra y hacia los cuatro puntos cardinales:

Dirijamos la vista hacia el oriente.

[Suena instrumento indígena]

Cerrando los ojos pidámosle a ese creador: Oh gran corazón del cielo, corazón de la tierra, corazón del agua, corazón del fuego. Con el gran permiso del gran poderoso, gran creador y formador de este universo, y el permiso de todos nuestro grandes tatas, desde el gran tata Comisaguala*, el quien nos da ese aliento de vida en la región de oriente.

Queremos también saludar, al gran hermano oriente, donde sale el gran padre sol, esta energía de este día que hoy tenemos; y que todos juntos los que estamos presentes, tengamos un solo objetivo para poderle decir a este gran creador —a este gran padre y a esta gran madre—, decirle que la queremos, que la amamos, y por eso que estamos acá, defendiéndolo a la Madre Tierra dadora de vida.

Gracias en estos momentos porque ellos han querido que nosotros estemos aquí presentes. Gracias a los grandes abuelos, esas grandes montañas, esos espíritus que están en esos volcanes, en los ríos, en los lagos, en los mares y en esos cerros; por eso le damos gracias por todo a ese gran espíritu del aire, a ese gran espíritu del agua. Todo eso hace que nuestra voz, hace que nuestro cuerpo pueda tener vida, y por eso le decimos a nuestro padre sol, que con ese calor nos da ese gran fruto, a través de ese gran poder, del gran creador y formador de todo este universo, gracias te damos gran energía del oriente, por estar con nosotros este día.

Tú estás con nosotros, grandes abuelos: gran Comisaguala*, gran Vitia*, gran Vilanqué*, gran Tiguanaticu*, gran Tibinijiquil*, gran princesa Lenca*, estamos acá dándote las gracias, y por eso decimos: “En el nombre del corazón del cielo y el corazón de la tierra, corazón del agua, y corazón del fuego y el gran corazón del aire, que todo esto que te pedimos en nombre de ese gran creador y formador que así sea y que todo se cumpla.” Tú tienes ese poder.

Gracias Nequitia*, gracias Tilanque*, gracias Tipotanes*, Zápanayan*.

Vamos a al lado norte.

[Música con instrumentos indígenas]

Oh, gran padre creador del cielo y de la Tierra, te pedimos permiso gran espíritu del gran Occída* - gran hermano viento, por darnos ese aire; sabemos que sin ti, nuestro aliento de nuestra vida no existiría, y por eso te damos gracias por este nuevo día.

Gracias a ese gran corazón del cielo, el gran corazón del agua, el gran corazón de la tierra, corazón del fuego, gran espíritu, te damos gracias santo Togil*, por todo lo que tú nos purificas; tú nos das esa gran energía, por eso te damos gracias gran espíritu del aire; porque sin ti no se movieran los árboles, sin ti no se moviera pero ninguna pizca de basura que hay, que es la que nos hace a nosotros recordar cómo el que cubre a nuestra Madre —que es la tierra, y por eso te damos gracias en este momento, diciéndote que te estamos rezando, te estamos alabando con estas humildes palabras, pero sí que lo hacemos de corazón, porque sabemos que a través de ese aire puro que recibimos, allá en esos campos, en esos cerros, en esa benditas montañas, en esos benditos ríos, en esos benditos lagos, estamos recibiendo un aire puro.

Gracias te damos por todo eso que tú nos das, y estamos en este momento diciéndote gracias porque nos estás alimentando nuestra vida; gracias porque te sentimos y estamos diciéndote que tú te estás manifestando con nosotros, por eso te damos las gracias gran creador y formador de todo, porque tú tienes fuerza, tú tienes energía, y esa energía es la que hace vibrar nuestra voz, nuestro aliento y nuestra vida.

Por eso decimos en el gran corazón del cielo, corazón de la tierra, corazón del agua, corazón del fuego, corazón del aire, que así sea: que todo lo que te pedimos, tú lo cumplas, en el nombre de nuestro gran creador, nuestro gran padre y gran Madre, que así sea.

Gracias te damos Telanqué*, gracias te damos Hipotanis*, gracias te damos Neititia*, gracias te damos por todo esto que nos has dado hasta este momento.

Volvamos al lado poniente donde está nuestra Madre que nos sostiene.

[Música con instrumentos indígenas]

También te pedimos permiso Madre, por estar presente en este día, y te damos gracias a la vez, porque nos has dado todo ese cultivo, porque ya tenemos ese producto, gracias porque nos has dado todo lo que podemos comer todo este año. Gracias te damos Madre.

Tu sos buena con nosotros, nosotros somos los mezquinos contigo: no te cuidamos, te envenenamos, te destrozamos, y hacemos todo y no te valoramos; y tú nos demostrás…, con ese poder, con esa energía que tienes nos das de comer.

Pero en estos momentos te pedimos perdón, gran Madre, por haberte ofendido, por haberte dado tantas cosas que te hemos destruido; pero esperamos que tú nos escuches y nos perdones, estas plegarias que te estamos haciendo. Todos aquí reunidos esperamos que tú nos oigas, gran espíritu de la Madre Tierra, y tú nos lleves y nos hagas a tener consciencia, a tener ese espíritu, a tener esa realidad que queremos, como ese día que tu viniste y creaste para nosotros un paraíso que dejó nuestro Adán* Hipotanes*, pero ahora todo destruido.

Pero aquí estamos siempre, nosotros los pueblos indígenas y todos aquellos seguidores, todas aquellas grandes personas que tienen ese espíritu, tienen ese corazón, tienen esa consciencia de reconocer que —como profesionales que son— también están en la lucha de un día dejar juntos un paraíso para nuestros nietos, para nuestros hijos, etc, etc. Por eso estamos aquí; no solo para los pueblos sino que para todo el mundo entero; es lo que queremos decirte Madre.

Perdónanos, porque sabemos que te hemos ofendido. Pero te decimos, perdona a estos hijos que somos pecadores: te dañamos día a día y te ensuciamos hora a hora, segundo a segundo, y por eso estamos como estamos.

Esperamos que seas tú que llegues al corazón de todas las instituciones del Estado, para que reconozcan que ya tú estás cobrando lo que tú tenés que reconocernos. Ya recobraste una parte y ahorita estas recobrando todavía lo que te falta, y lo harás; por eso te decimos: “Gracias”, porque solo tú puedes perdonarnos.

Gracias Madre Tierra, gracias por todo lo que nos has dado en este día, gracias porque todo lo que nos has dado a toda la humanidad. Gracias corazón del cielo, corazón de la tierra, corazón del agua, corazón del fuego, sabemos que somos energía, gran sol Tongil*.

Para nosotros, para nuestra vida y para poder purificar todo lo que nosotros podemos comer en nuestra vida en nuestra alma, gracias te damos. Gracias te damos por todo esto.

Grandes abuelos, grandes tatas que están con nosotros: gran Hamisano Hana, gran Anastacioquino, y todos aquellos que están ya descansando, y que nos dejaron este legado, decirles también que aquí estamos diciéndoles a ustedes que están con nosotros.

Gracias corazón del cielo, corazón de la tierra, corazón del agua, corazón del fuego; tú eres el gran espíritu, por eso te damos gracias, gran Madre, gran padre.

Vamos al sur.

[Música con instrumentos indígenas]

Con tu permiso gran espíritu del agua, te damos gracias porque tú sos el que nos das nuestra sangre; sabemos que el 80% de nuestro cuerpo es agua, y por eso te damos gracias gran espíritu del agua, porque tú sos el que haces —con el gran poder de ese gran padre y esa gran Madre—, nos das para que nuestros frutos den su fruto, para que el maíz sea en abundancia, para que los frijoles sean en abundancia y todo aquel cultivo de hortalizas y todo lo que nosotros podemos consumir es a través de ese gran espíritu del agua, y por eso te estamos dando gracias en este día, porque sos tú el que nos has dado hasta este momento todo lo que ahorita vamos a - hemos cosechado. Gracias gran espíritu del agua, gracias te damos gran energía, gracias por todo lo que tú has hecho por nosotros.

Por eso le decimos al gran corazón del cielo, y al gran corazón de la tierra, al gran corazón del agua, al gran corazón del fuego, por todo lo que ha hecho con nosotros, y gracias al gran espíritu del aire porque nos das ese aliento.

Gracias gran padre, gracias gran Madre, gracias por todo lo que tú nos has dado; y te damos gracias en este momento, por tenernos todos reunidos acá escuchando este mensaje de nuestros pueblos, escuchando todo lo que se da a través de nuestras comunidades; gracias te damos por todos nuestros hermanos que han venido con esa humildad, con ese espíritu de querer compartir nuevas ideas y llevar nuevas ideas para que nos pongamos todos en común a respetar y a valorar lo que un día nuestro creador y formador nos dejó para nosotros.

Gracias corazón del cielo, corazón de la tierra, corazón del agua, corazón del fuego, corazón del aire, te damos gracias gran Hilanque*, te damos gracias gran Hipotanis*, te damos gracias gran Neivitia*, por todo lo que nos has dado hasta este momento, y que así sea y que todo se cumpla a través de tu poder.

Esperamos que todo lo que te hemos pedido en este día, seas tú; nos escuches y nos lleves hasta lo alto, puedas desde ella derramar bendiciones para este pueblo que está en una gran enfermedad muy tremenda. Sabemos que nuestras comunidades estamos padeciendo de muchas cosas y eso nos lleva a una tristeza, pero te damos gracias por eso y te pedimos que tú nos eches tu bendición. Gracias padre, gracias madre. Aquí estamos dándote gracias por este día.

Ahora vámonos al centro, para ir culminando. Vamos a cantar el canto de la Madre Tierra.

Prometeo

[Canta: “Venimos todos de la tierra, y a ella volvemos como una gota de agua fluyendo hacia la mar.”]

Hermano de Guatajiagua

Hermanos: por el tiempo esto sería nuestra participación. Esperamos darle gracias a este gran corazón del cielo, a esta bendita Madre Tierra, y a todos.

Y agradecerles a cada uno de ustedes, sabemos aquí está hermana Rita, hermana que ha venido de Nicaragua (se me olvida el nombre): Cunningham, y está Betty, bueno muchos profesionales que siempre han andado con nosotros.

Vea y decirles pues gracias por esa presencia, esperamos que la consciencia en este día mueva ese espíritu y pensemos ser como la palma de la mano: unidos todos a un solo objetivo, para que podamos luchar sobre de lo que queremos.

Sabemos que el individualismo dentro de los pueblos no existe; existe la unidad, existe lo comunitario, existe lo colectivo y eso es lo que hasta este momento nos ha tenido acá donde estamos.

Gracias hermanos, gracias a todos, a todos estos hermanos de Honduras pues les damos las gracias también, y esperamos que todos juntos estemos —aquí tenemos al compañero de Costa Rica—; y también decirles pues sean bienvenidos, y a todos nuestros hermanos indígenas, para que podamos hacer todo esto.

Ahora vamos.

[Instrumento musical indígena]

Vamos a adorar a la tierra.

También queremos darle las gracias al doctor Soto por todo eso. Pues vea, se me escapan los nombres pero aquí estamos y gracias.

Pues vea, solamente queremos nosotros como costumbre y tradición de los pueblos Lenca, siempre nosotros veneramos a nuestra Madre Tierra y si los demás queremos hacerlo hagámoslo.

Bueno, gracias pues por todo.

Moderadora Carmen Salzano

Bueno, muchísimas gracias a todos los hermanos de los pueblos indígenas de toda Centroamérica, que han estado con nosotros en este acto, y nosotros también hemos sido partícipes para honrar a nuestra Madre Tierra, y con el firme compromiso de tomar acciones en conjunto para cuidarla, para protegerla, para restablecer esta armonía entre los seres humanos y la Madre Tierra.

Yo creo que después de este acto, ¿cómo nos sentimos?, ¿felices? Entonces vamos a expresarlo con un fuerte aplauso de bienvenida para todos los hermanos que han venido de diferentes partes de Centroamérica y de Suramérica, y del Caribe, porque yo soy venezolana y estamos aquí precisamente trabajando en todo este - en todos los objetivos del Programa “Hijos de la Madre Tierra” de la Embajada Mundial de Activistas por la Paz.